Hay embalses que parecen momificar aquello que un día sepultaron sus aguas. En la cuenca del Miño hay unos cuantos, y el de Belesar, entre O Saviñao y Chantada, es el mayor. Después de cincuenta años, y cuando la presa apenas supera el 10% de su capacidad por la falta de lluvia, el espejo del fondo nos devuelve el cruel reflejo de lo que un día fue un valle con vida.
Imaxes de http://www.lavozdegalicia.es/fotos/2011/05/31/01101306835446061769300.htm |
La antigua aldea de Porto es un buen ejemplo. Allí, todavía se aprecian las viviendas, los árboles mas grandes, las terrazas de cultivo (os socalcos, lembrades?), e incluso las cepas de vid permanecen plantadas en el suelo, como si las aguas que las ahogaron no fueran impedimento para que pudieran brotar de nuevo. ¿Sabéis? El hermoso nombre de la aldea (Porto) no es casual. Aquí se tomaba la barca que permitía pasar de una orilla a otra del Miño. Me pregunto que habrá sido de su Caronte...
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