Es sonrojante comprobar cómo sólo reaccionamos ante aquellas cosas que nos afectan de modo personal, y en cambio nos tapamos los ojos y oídos ante otras que preferimos no conocer, aunque sean una hecatombe o un ejemplo tamaño XXL de nuestros fracasos como especie. La semana pasada saltaba la noticia de que consumir carne aumenta el riesgo de sufrir cáncer. Y de repente todo el mundo se alarmó y se llevó las manos a la cabeza, en plan menudo escándalo. Como si ese fuera el mayor escándalo que hay detrás del consumo de carne.
Curiosamente, mientras eso sucedía, un grupo de alumnos debatía en clase. La pregunta era si estaríamos dispuestos a renunciar a algo de lo que disfrutamos en beneficio de un bien mayor. Y entonces surgió este ejemplo: ¿dejaríamos de consumir carne para no ser partícipes del brutal trato que se dispensa a muchos animales en la industria alimentaria? Repito: brutal, inhumano, indigno, vergonzoso, vil... Infame.
Tengo la suerte de tener alumnos participativos. Que preguntan. Que responden. Que se implican. Que tienen curiosidad y ganas de cuestionarse cosas. Por eso me alegré cuando Ainara me hizo llegar este vídeo, tan sólo unas horas después de la clase. Porque para un profesor siempre es una motivación que el tiempo compartido en el aula sepa a poco, y que el contenido de las clases se pase por el forro los estrechos límites de las paredes y los 50 minutos de reloj antes de ese horroroso riiiiiiing! que nos obliga a cortarlo todo.
La alegría duró poco. Pero eso ya lo suponía. Cuesta un mundo no llorar, no sentir impotencia, ni vergüenza, ni incredulidad ante lo que el vídeo nos muestra. Duele, como duele ver cualquier maltrato a quien nada malo hizo, o a quien no puede defenderse ni entender. Sin embargo, no es el vídeo más duro, ni el que usa imágenes más explícitas. Al revés, y es por eso que lo comparto. Lo muestra todo con un tono amigable, apto para todos los públicos, esforzándose por explicar de la manera menos violenta posible algo que de por sí está lleno de abusos, maltrato y una violencia inimaginables. Porque sí. Porque son para comer. Valiente argumento. Y valiente sociedad, que lo permite.
Por favor, no os tapéis los ojos ni los oídos.
Atreveos a verlo. Atreveos a saber.
En un tono menos explícito y más sarcástico, Laura me hizo llegar pocos días después otro vídeo cortito pero contundente, sobre un tema similar. De esos que, con una historia de falsa apariencia cómica, nos pone sagazmente ante un espejo para enseñarnos en qué nos estamos convirtiendo y en qué clase de mierda estamos mutando el planeta que hemos heredado. En nombre del progreso, dicen... Aquí os lo dejo, por si habéis quedado con ganas de más, o no habéis podido acabar el vídeo anterior. Ojalá sirvan no sólo para repensarnos, sino también para dar un paso y comprometernos con la idea de cambiar aquello que no nos gusta. Porque está en nuestras manos.
Recordad siempre que las utopías sólo se consiguen caminando hacia ellas.
yo lo dije en su momento (http://sullivanboo.blogspot.com.es/2015/01/para-los-animales-todos-los-humanos-son.html?m=1) y me alegra que ahora seas tú quien escriba algo así. Invito a la reflexión y a que, como dice Miguel, veáis los vídeos sin tapar ni ojos ni oídos. Ignorar la realidad nos hace igual de participes de ella.
ResponderEliminarGenial Miguel, genial.
Doy fe de que Nerea lo dijo hace tiempo (no os lo perdáis). Y además, te admiro por ello. Primero por cómo lo cuentas (en efecto es un holocausto en toda regla, y en este los nazis somos nosotros). Y en segundo lugar por atreverte a saber y a comprometerte públicamente con lo que piensas. Ese es precisamente el objetivo de cualquier educación y se supone que de la civilización: hacer ciudadanos curiosos, críticos, responsables y comprometidos. Hacer personas. Mirar para otro lado o elegir no saber, como tú dices, nos hace partícipes. Como a los alemanes en su día. Sigo disfrutando de aprender con vosotros.
EliminarUn beso, Nerea.
Aprovecho la ocasión para rescatar dos viejas "monedas" relacionadas con todo esto y que creo que os gustarían.
ResponderEliminarSeis minutos que dejaron al público totalmente inmóvil y avergonzado:
http://moedasparacaronte.blogspot.com.es/2015/03/o-maior-segredo-da-industria-alimentaria.html
Y el sorprendente punto de vista de un niño sobre el tema, que no por ser más pequeño tiene menos valor en todo este debate:
http://moedasparacaronte.blogspot.com.es/2013/06/son-animais.html
Eu non podo velos, non podo. Sufro, choro, morro coa rabia e cabrèome, cabrèome moito, porque non o entendo, non entendo como poden pasar estas cousas, como se permiten. Hai algo moi básico, algo que todos deberían ter: respeto, sensibilidade, educación para saber tratar, falar, querer e non facer dano. Entender que os animais senten e sufren coma nós e que eles nos dan todo, non falan, pero nin falta que fai, porque demostran o maravillosos que son sen decir palabra algunha. Fai dous anos que son vexetariana e non me podo sentir máis orgullosa e feliz de haber tomado esa decisión e de non ser partícipe desta industria. Ademais de que sempre, desde pequena respetei, cuidei e amei os animais, a natureza, algo que debería vir connosco "de serie" ó nacer, como moitas outras cousas. S.
ResponderEliminarClases de historia que invitan a reflexionar sobre la realidad del mundo actual . Sin duda la raza humana somos el mayor enemigo del planeta tierra . Gracias por enseñarnos más allá de lo escrito en los libros de texto ! sin duda no puedo estar más de acuerdo con una entrada de tu blog . Un granito de arena no hace nada pero varios juntos forman una montaña !
ResponderEliminarVamos a facer unha montaña, non! Unha cordilleira! A ver se entre todos facemos un Himalaia que provoque cambios nunha industria e unhas leis de protección animal que todos sabemos que poden ser mellores... e tamén facernos mellores.
EliminarMoitas grazas Lucía. É un pracer compartir, pensar e repensar con vós!